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No es momento para fundamentalismos ni de un nuevo “frente nacional”


El momento del saludo protocolario entre el ex presidente Uribe y el Presidente Santos, que se produjo luego de seis años de distanciamiento político.


No puede haber unidad en medio de la violencia en estos momentos, como tampoco una interminable discusión entre los líderes políticos del no y del sí sobre los resultados del plebiscito, con el cual se buscaba refrendar los acuerdos del Gobierno de Juan Manual Santos y la guerrilla de las FARC, porque detenerse en eso sería una verdadera catástrofe para el país si se exacerban los ánimos de manera irresponsable.


Así lo aseguró el director del Observatorio de Paz y Derechos Humanos de la Universidad del Tolima, Luis Carlos Salinas, quien además indicó que no se puede perder de vista que dar muchas largas a la implementación de los acuerdos o discutir sobre los posibles cambios a introducir, puede generar una mayor fragmentación entre los colombianos, así como en los frentes del propio movimiento insurgente, que podrían replegarse de nuevo a ciertas zonas, asumir actitudes de combate o tomar decisiones que lleven a romper la cadena de mando, producto del desespero de estar esperando a que del “pacto político” surgido luego del triunfo del no, salga una solución mágica al limbo en que se cree están desde el domingo anterior los acuerdos de La Habana. “Esa es una situación que parece no estarse teniendo en cuenta”, señaló el profesor y sobre la cual llamó a reflexionar.


Según Salinas, con el debido blindaje jurídico que permiten la Constitución, la Ley y las normas internacionales, lo que se espera es que el Gobierno colombiano inicie la implementación de los acuerdos una vez llegue a puntos comunes con quienes votaron por el no, exprese con claridad en cuales puntos no se podrá dar ninguna modificación, sobre cuales corregir y a través de una especie de "otro sí" político-jurídico, realizar los ajustes pertinentes para la puesta en marcha de los mismos.


“El Gobierno debe tener el suficiente carácter y talante para tomar decisiones. Si el Presidente confunde los Acuerdos firmados con las FARC con el pacto político sobre el qué ajustar de esos acuerdos, podríamos caer en una confrontación peor en algún tiempo”.


La salida a todo este maremágnum político surgido desde el domingo anterior cuando el no ganó en las urnas es, primero, tener la plena convicción de que los ciudadanos que respaldaron la opción del no, no lo hicieron por la guerra y al igual que los del sí lo hicieron por un anhelo de reconciliación. Por lo cual, lo que debería trabajarse es un pacto ciudadano por la paz desde todos los niveles de la sociedad, que sea entendido como un bien superior y, a su vez, dé soporte a ese pacto político que pueda surgir entre voceros del sí y del no.


Precisamente a esa mesa de negociación del sí y del no, del gobierno mismo, debería convocarse y vincularse a más fuerzas sociales como los afros, los indígenas, las víctimas, los estudiantes, porque lo que se abrió fue un excelente camino para honrar el derecho a la vida, al diálogo, a la no violencia, el enriquecer los acuerdos pactados con las FARC.


Luego de meter más sociedad civil a la discusión con esos liderazgos políticos tradicionales del sí y el no, se pueda pensar en una asamblea nacional constituyente u otro mecanismo para llevar a cabo las reformas que requiere el Estado colombiano y generar mayores posibilidades, más igualdad económica y social entre ciudadanos.


No se trata simplemente de una nueva especie de “frente nacional” que pueda, por el contrario, revitalizar y reeditar la violencia política con el pasar del tiempo; que lleve a dogmatismos y fundamentalismos que son la semilla de más violencias que se vuelven absolutamente irracionales e incontrolables, como ya las padecen en otras parte del mundo, explicó el director del Observatorio de Paz de la UT.


Ese gran pacto ciudadano por la paz que propone Salinas, requiere de los colombianos trabajen en su esfera personal, familiar, vecinal, empresarial y demás, en crear conciencia de que la paz se construye al resolver los conflictos diarios de manera pacífica, aceptar y respetar la diferencia, aplicar el diálogo como mecanismo resolutivo. “Es trabajar todo un pacto ciudadano por la paz a nivel de familia, empresas e institucionales”, señaló el profesor Salinas.


Pidió a los medios de comunicación contribuir a formar opinión más cualificada en los ciudadanos en este momento, actuar con prudencia frente a la información que transmiten al público, que ésta sea más objetiva, más profunda, que permita una mayor formación del ciudadano en ciertos temas que como el actual es complejo por el alto nivel de profundización conceptual que requiere.


Por último, recomendó un mayor cuidado en los análisis que se transmiten, que no sean sesgados, no se promocionen posiciones personales e hizo un llamado a los líderes políticos para que sean los suficientemente maduros para que se hagan responsables con lo que dicen, porque ellos tienen un gran efecto como promotores de un cambio positivo, en la construcción de una paz estable y duradera, y en fortalecer los procesos democráticos de la ciudadanía.


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